La piel es el órgano más extenso de nuestro organismo, un órgano que tiene la principal misión de aislarnos y protegernos de los agentes externos. La epidermis, también conocida como barrera epidérmica, es la capa de la piel más superficial. La función de la epidermis es principalmente defensiva.
La barrera epidérmica está principalmente formada por lo que se conocen como queratinocitos, los cuales se mantiene unidos entre sí gracias a los lípidos epidérmicos. Cuando dicha barrera percibe cualquier clase de problema o alteración, se activan rápidamente efectivos mecanismos de protección de la piel.
Principales funciones de la barrera epidérmica
La barrera epidérmica cumple con funciones de vital importancia para nuestro bienestar, para el bienestar de nuestro organismo. De esta barrera física destacan funciones como las citadas a continuación:
Posee acción antimicrobiana y antiinflamatoria
Previene la aparición de infecciones
Ayuda a regular la descamación
Se encarga de mantener el PH correcto
Disminuye lo que se conoce como estrés oxidativo
Evita que se produzca la pérdida de agua
Protege ante posibles traumatismos, lesiones y heridas
Ofrece resistencia ante el calor, el frío y el viento
Posee acción reguladora de la homeostasis
Cuando la barrera epidérmica se encuentra dañada, no es capaz de llevar a cabo su trabajo, lo cual nos hace mucho más vulnerables frente a las muchas agresiones externas que podemos encontrarnos a diario.
Estratos de la epidermis y funciones
La barrera epidérmica se encuentra formada por varios estratos, cada uno de ellos con una función específica:
Estrato córneo:
Es la capa más externa de la piel de la epidermis y está compuesta por unas 20 capas de células muertas que se van desprendiendo diariamente. Además, es la zona en la que se albergan los poros de las glándulas sudoríparas y orificios de glándulas sebáceas.
Estrato lúcido:
En esta capa o estrato, las células se encuentran muy aplanadas y comprimidas entre sí, lo que dificulta poder diferenciar unas de otras.
Estrato granuloso:
En esta capa tiene lugar lo que se conoce como queratinización, es decir, el momento en el cual las células generan gránulos duros que van empujando hacia arriba, y van cambiando a queratina y lípidos epidérmicos.
Estrato espinoso:
En este estrato, los llamados queratinocitos se encargan de producir queratina, o lo que es lo mismo, fibras de proteína. Éstas suelen adoptar forma de huso.
Estrato basal:
La última capa o estrato de la epidermis es el estrato basal, de modo que es la capa más interna que se puede encontrar y es la zona en la cual se lleva a cabo la producción de queratinocitos.
Importancia de mantener la barrera epidérmica sana
Al tratarse de la primera capa de nuestra piel, la epidermis o barrera epidérmica juega un papel fundamental frente a las agresiones externas, que nos protege y aísla de bacterias y otra clase de microorganismos, calor, frío, viento, contaminación, toxinas y pérdida de líquidos.
De ahí nace la gran importancia de cuidar nuestra piel, ya que se trata del órgano de nuestro cuerpo que nos defiende y protege del exterior. Una piel dañada o descuida es una piel que no será capaz de cumplir con su cometido, por ello resulta tan sumamente importante asegurarse de cuidar de nuestra piel proporcionándole todo el cuidado posible a través de jabones y aceites naturales que les aporten todos los nutrientes que necesitan.
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